SINOPSIS:
La vida no podría ser más dulce para Garfield, el gato al que todos
adoran. Apalancado es un confortable sofá delante de la televisión,
zampándose un buen trozo de lasaña (su comida favorita) y lanzando
pullas a su angustiado dueño, Jon (Breckin Meyer), Garfield se siente el
dueño de su mundo. Cuando Jon lleva a Garfield a la consulta de la
guapa veterinaria Liz Wilson (Jennifer Love Hewitt), ésta le endosa a
Jon una entusiasta y jadeante criatura que menea animosamente la cola, y
representa todo lo que Garfield odia en la vida. Garfield conoce así a
Odie, un perro adorable y no demasiado inteligente. El bromista gato,
por primera vez en sus siete vidas, se queda sin habla. El ingenuo Odie
se intenta coger la cola hasta que termina por marearse, se choca contra
las paredes y ladra sin motivo; todo para irrefrenable deleite de Jon,
quien acoge a Odie en su casa lleno de ilusión. Odie pone el mundo
perfecto de Garfield patas arriba. La solución de Garfield: Fuera,
maldito chucho. Cuando el infeliz can desaparece en las malvadas garras
de la celebridad local Happy Chapman (Stephen Tobolowsky), podría uno
pensar que Garfield se iba a quedar en la gloria. Pero, para su
desgracia, se siente responsable del destino ajeno. Con una inusual e
inopinada energía, mucho coraje y una gran generosidad, Garfield logra
abandonar su perezosa vida y ponerse en acción. Se encuentra en la más
improbable de las misiones imposibles: Salvar a Odie.
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